miércoles, 22 de julio de 2015

La PEOR cita del mundo (OkCupid)

Por si no lo sabían, antes de Tinder existía OkCupid.
Y ¿por qué lo sé? Porque empecé con eso antes que Tinder.

Una de las grandes diferencias que tiene con la app de la llamita, es que se puede usar desde el PC (un plus).
Pero la más grande, es que OkCupid te hace preguntas.
Tantas preguntas (son como dos mil, a lo menos), sobre tantos temas; y luego, los coteja según las preferencias que tengas.

Y yo usé OkCupid.
Y de ahí salió lo que ha sido lejos, pero LEJOS, la peor cita de todas las citas en la historia de las citas del universo.

Pongámosle nombre al pobre bicho este.
Bartolo.
Bartolo hizo match conmigo en 88% de las preguntas que los dos respondimos (bastante aceptable, diría yo), y después de chatear una semana y whatsappearnos otra, me dijo que nos conociéramos.


Confesión: En el momento de este horroroso encuentro, TG (Tinder Guy) y yo llevábamos como 2 semanas saliendo. Pero en una conversación, comentó que tal vez iba a salir con "una niña". Yo medio como que me quedé "oh..." y me dijo "pero tú también eres libre de hacer lo que quieras". Perfecto (más con despecho que aceptación).

Y como quería sentir que tenía ALGO de poder en lo que sea que tuviera con TG, salí con Bartolo.
Nos juntamos en una estación de metro, y lo primero que pensé fue: OK, sus fotos son del año de Jurassic Park. O de Volver al Futuro (una de mis trilogías preferidas, by the way).
La cosa es que no se veía NADA como en sus fotos.

Lo saludé y él tuvo el descaro de comentar: "no te ves como esperaba".
Ok, moving on.

Salimos de la estación y empezamos a caminar, al principio en doloroso silencio.
Empecé a preguntarle cosas genéricas: ¿eres de Santiago? ¿Vives por aquí? ¿Qué te gusta hacer?.
Todo fue respondido con monosílabos o gestos.
Ok.

Para romper el hielo, le dije que entráramos a una librería para ver si había alguna edición nueva que añadir a mi colección.
Aproveché de preguntarle "¿Cuál es tu libro preferido?".
Y su respuesta fue: "No leo literatura, es una pérdida de tiempo".

Lo miré y le dije: "Yo te dije que yo estudié Literatura... ¿o no?"
Se encogió de hombros y dijo: "Sí... pérdida de tiempo".
Respiré hondo y decidí darle otra oportunidad (no sé por qué... Síndrome Corazón de Abuelita, tal vez) y pregunté: "Entonces ¿lees cosas como de finanzas, marketing, esas cosas?"
Se paró en seco, y enojado respondió: "Claro, como soy ingeniero crees que me conoces ¿verdad? ¿Que todos somos iguales? ¿Que todos leemos lo mismo y nos gusta lo mismo?".

Devolví el libro que estaba hojeando y salí de la librería, medio con la fantasía de que la puerta se sellara detrás de mí y atrapara a Bartolo para siempre adentro.
Así no podría hacerle el día miserable a nadie más, nunca más.
Pero me siguió afuera de la tienda.
Damn it.

Empezamos a caminar de nuevo, y ahora él empezó a preguntarme cosas.
Raras.
"¿Te gustan las joyas caras?" (No, todo lo que llevo ahora como mucho vale dos pasajes de transantiago).
"¿Quemarías tu bandera?" (No, no quemaría nada... excepto una vela... si se corta la luz... de noche).
"¿Qué será mejor: morir ahogado o quemado?" (Ehm... ¿sería mejor no morir?).

A los 45 minutos de esta tortura (que pensé en un momento: debe ser una joda para VideoMatch), TG me mandó un mensaje preguntándome si quería pasar a verlo.
Y como estaba muy cerca de su casa le dije que sí.
Creo que textualmente mi respuesta fue: "Siiiiiiiiii, graciassssss :)))))"

Entonces le dije a Bartolo: "Oye, lo siento, pero quedé de juntarme con un amigo, así que me voy ahora. Pero gracias y espero que estés bien".
Y por todo gesto de despedida, le toqué el hombro.
Él dijo "chao", cerró los ojos y empezó a acercarse lentamente a mí.
No sé cómo lo hice para aguantarme la risa, o sea ¿en serio? ¿iba a ir por el beso igual?.
Entonces, con la gracia y delicadeza de un mastodonte, prácticamente le grité "OK, chao" y salí casi corriendo.

Sobra decir que jamás volvimos a hablar.
Y llegué a contarle a TG, quien confesó que no iba a salir con nadie más a lo que yo dije: "me hubieses dicho eso, me habría ahorrado la última hora de mi vida".

Pero hey, ahora tengo una historia de terror de cita que añadir a mi repertorio.

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